Expectativas, Armas de Doble Filo

enero 10, 2018

¿Te ha pasado que estás avanzando en un proyecto tal como has planeado y de repente las cosas empiezan a trancarse?, ¿o que tienes todo organizado para salir y un hijo se enferma, un familiar necesita tu ayuda, y además justo llega el mueble que habías encargado que supuestamente llegaría al día siguiente y toda tu planificación va desapareciendo de la agenda? Entonces el buen ánimo, motivación y entusiasmo con el que comienzas a trabajar, empieza a desvanecerse y puede comenzar a aparecer la sensación de desgano y pensamientos de que las cosas no van a resultar, de que no serás capaz de sacar el proyecto dentro de lo que esperas, y una seguidilla de pensamientos que desafían tu motivación para seguir invirtiendo energía en las metas y objetivos propuestos. Siendo este un momento clave para soltar nuestros sueños y volver a la zona de confort, dada la frustración y miedo que nos invade.

Pero ¿qué pasa con mis propias expectativas?, ¿cómo están mis expectativas frente a los avances que voy teniendo en mi proyecto?, ¿son realistas las expectativas que me estoy poniendo?

Esto parece ser obvio y sencillo, pero es un entrampe habitual ya que tendemos a imponernos expectativas que están desajustadas para nuestro alcance lo que genera frustración, y en muchas ocasiones terminamos desertando el buque.  Debemos tener presente que las expectativas sobre los resultados de lo que estamos haciendo, son la clave para el éxito y, muchas veces, lo que nosotros esperamos es mayor de lo que realmente estamos pudiendo abarcar, por eso es fundamental tener claro nuestras fortalezas y ser realistas en cuanto a nuestro contexto.

Entonces, cuando las cosas parecen no estar resultando como esperas, es muy útil preguntarse:

Esta última pregunta es fundamental ya que si fue un imprevisto lo que interrumpió los planes, probablemente es algo que no se repita, sin embargo, si es algo que es parte de tu rutina, por ejemplo, dar de comer a tu hijo todos los días a cierta hora, es fundamental incluir esto en tu planificación de tiempo, entonces sería importante revisar cuánto tiempo le estás dedicando a cada cosa.

Finalmente, y posiblemente indispensable, nunca olvides preguntarte: ¿son ajustadas a mi realidad mis expectativas? Y este punto considera el tiempo, las tareas a realizar, tus fortalezas, tus conocimientos, la organización familiar que se requiere y todo lo que es importante para ti en tu vida y que no quieres dejar de lado.

Cuando tenemos nuestras expectativas claras y, además, son realistas, cualquier plan que tengamos empieza a fluir sin mayores problemas, por eso te invito a dedicarle tiempo a esto antes de comenzar cualquier proyecto.

Y si ya estás en tu proyecto y te sientes estancada, puede ser el momento de detenerse, respirar hondo y comenzar a pensar en tus propias expectativas trabajando en ellas de forma realista.

 


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